La Musicoterapia como una disciplina que a través del sonido, el silencio y el movimiento pretende contribuir a la restauración de la salud, y el bienestar de un paciente identificado y el sistema familiar al cual pertenece, incidiendo sobre los patrones relacionales disfuncionales y rescatando las capacidades individuales y grupales con las que cuentan.
En el IX Congreso Mundial de Musicoterapia que se realizó en 1999 en la ciudad de Washington, Estados Unidos, hubo un reconocimiento por parte de la comunidad de musicoterapéutas de todo el mundo, de cinco modelos teóricos (Schapira, 2002):
• Modelo de Musicoterapia Behaviorista o Modelo Conductista.
• Modelo de Musicoterapia Analítica de Mary Priestley.
• Modelo Benenzon.
• Modelo Nordoff Robbins o de Musicoterapia Creativa e Improvisacional.
• Modelo GIM.
Algunas de las fuentes principales que nutren la epistemología de la Terapia Familiar coinciden con los principios fundamentales de la Musicoterapia:
• Principio holístico: Mirar a un todo funcional y comprender la interdependencia de sus partes, o sea, analizar cómo una determinada parte de un todo se relaciona con las otras partes del mismo todo. En todo cambio terapéutico en el que interviene la música se ven involucrados las áreas fisiológica, cognitiva, emocional, social y espiritual.
• Principio ecológico: Tener en cuenta al individuo inserto en su medio. La teoría sistémica considera un sistema (individuo) inserto en otro sistema (familia), el cual a su vez está incluido dentro de otro (sociedad). La musicoterapia también toma en cuenta a las personas con respecto a sus relaciones interpersonales, a los hechos significativos que les acontecen y los integra al devenir terapéutico.
• Principio de circularidad: Todos influyen en todos, la actividad de uno de los elementos tiene la capacidad de variar el contexto en que se sitúa.
• Principio homeostático: La música contribuye a la homeostasis intelectual, social, familiar, etc. del individuo, a su equilibrio personal.
• Segunda cibernética: En la teoría sistémica, el concepto de sistema terapéutico alude a la inclusión del terapeuta en el sistema familiar (el terapeuta debe tener en cuenta como afecta su inserción al sistema). En la musicoterapia, el terapeuta es el encargado de observar y guiar lo que acontece en la escena terapéutica, pero como parte del sistema observado.
La Terapia Familiar contempla a las familias desde su sistema de roles, a partir del conjunto de funciones que asume cada miembro; dicha relación de roles es también inherente a cualquier actividad musical, lo que hace que en determinadas circunstancias haya solistas y acompañantes, y como tal, es abordada desde la Musicoterapia. La Musicoterapia, al igual que la Terapia Familiar, centra su mirada en las reglas, musicales y familiares respectivamente, entendidas éstas como los “acuerdos” entre los miembros de la familia – experiencia musical para obrar de un determinado modo. La Terapia Familiar plantea que un sistema familiar aglutina diferentes subsistemas (conyugal, parental, fraterno, etc.), de la misma manera que la Musicoterapia entiende que la música, concretamente su organización instrumental, está compuesta por diferentes subsistemas musicales: percusión, cuerda y viento. En conclusión, cualquier actividad musical grupal representa una metáfora perfecta de cómo funciona un sistema familiar, y viceversa, la conjugación de objetivos comunes e individuales bajo un sistema de reglas compartido, la adecuada definición de roles y la comunicación entre los miembros como pilar fundamental, son parte de los elementos necesarios para que tanto la experiencia familiar como musical sea positiva.